lunes, 1 de abril de 2013

En una burbuja

Se empieza vetando la entrada de los ciudadanos a las Cortes, con la excusa de salvaguardar el orden público, y se termina laminando cualquier tipo de crítica por moderada que esta sea. Leo que el PP y el PAR planean cerrar la tribuna de público en el parlamento aragonés cuando sus señorías prevean la celebración de plenos conflictivos. No salgo de mi asombro. Resulta evidente que la crisis económica y todas sus derivadas han provocado un aumento del malestar social. Es inevitable que el descontento llegue a las puertas de las Cortes, donde se supone que reside la soberanía popular, y que en ocasiones este se exprese con alguna vehemencia desde los asientos de invitados. Nada serio. Ninguno de los incidentes que se han producido en la actual legislatura justifica la adopción de una medida restrictiva de esa naturaleza. Su aplicación produciría una notable pérdida de calidad democrática, de la que no andamos muy sobrados: más seguridad y menos justicia. Los diputados están a salvo de las amenazas que penden sobre las cabezas de los ciudadanos, puesto que no sufren eres, despidos improcedentes, prejubilaciones forzosas o graves restricciones salariales. Unos cuantos gozan de dietas suculentas y todos tienen la posibilidad de comer más barato y mejor que los chavales en los comedores escolares. Pues bien, algunos de ellos pretenden además insonorizar el salón de plenos para que no llegue hasta allí el ruido de la calle. Quieren vivir en una burbuja, que los aísle y los proteja de aquellos a los que dicen representar. 
Heraldo de Aragón - 31/3/2013

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