lunes, 8 de abril de 2013

Tesoros culturales

Frente a intervenciones de mérito en la preservación del patrimonio histórico y artístico, las instituciones protagonizan episodios de desidia merecedores de la más rotunda crítica. Basta citar algunos casos: la antigua Escuela de Artes en la plaza de los Sitios, el teatro Fleta, la iglesia de San Miguel de Otal, las pinturas de Coello en la Mantería, el yacimiento neolítico de la cueva de Chaves o el rechazo del Gobierno regional a aceptar algunos fondos privados de arte de notable calidad. Es el caso de la colección «De pictura», que bien podría nutrir las desangeladas salas del museo Pablo Serrano, ese pomposo Instituto Aragonés de Arte Contemporáneo que apenas tiene visitantes. Cuando estas cosas ocurren, la historia y el patrimonio dejan de ser motivo de orgullo y de creación de riqueza y se convierten en una pesada carga. Esta misma semana, unos metros de la muralla medieval de Zaragoza se han venido abajo a pesar de las advertencias ciudadanas. Ya se sabe: las asociaciones de vecinos son quejicosas por naturaleza y los medios de comunicación tienden a la hipérbole. El abandono de algunos de nuestros tesoros culturales se puede achacar a la falta de medios económicos, por supuesto, pero también a una gestión inadecuada. El aragonés José Francisco García acaba de ser nombrado director general de Patrimonio Cultural en el ayuntamiento de Madrid. Llega a ese cargo desde la dirección de la Fundación Uncastillo, donde ha dado sobrado ejemplo de lo mucho que se puede hacer con recursos escasos.
Heraldo de Aragón - 07/04/2013


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