lunes, 29 de abril de 2013

Convivencia

Es una obviedad que los puestos de responsabilidad política nublan en ocasiones la vista de quienes los ocupan, impidiéndoles ver la realidad. Que se lo digan si no al vicesecretario general de Organización del PP, Carlos Floriano, quien clamaba el otro día para que los malos datos del desempleo (esos 6.202.700 parados de la EPA) no nos impidan ver los buenos resultados de la política económica del Gobierno. A Floriano le desmintió el Ejecutivo este último viernes, al admitir un panorama económico peor del previsto. Tampoco Luisa Fernanda Rudi ha estado muy acertada. Releo su discurso del día de San Jorge y siento que ha echado una buena reprimenda a los aragoneses, que hay en sus palabras una censura indiscriminada contra quienes no comparten sus políticas de recortes.  Soy partidario como ella de defender las instituciones que entre todos nos hemos dado, pero cuando afirma que «nuestro sentido de comunidad se está resintiendo como consecuencia  de esta profunda e inacabable crisis que padecemos», no veo en lo que dice ni el menor atisbo de autocrítica. Nada hay más desmoralizador y disolvente que la injusticia. Es comprensible que los ciudadanos que a duras penas llegan a final de mes y los que subsisten con recursos de miseria acaben por sentirse excluidos del sistema. No son ellos los que ponen en peligro la convivencia. Esta se deteriora en la misma medida en que la brecha social se agiganta, impelida por un programa económico que se ha olvidado de estimular el crecimiento. Que ha dejado de lado a las personas.
Heraldo de Aragón - 28/04/2013

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