lunes, 29 de octubre de 2012

Más fuerte, más amoral

Aquella refundación del capitalismo que propuso Nicolas Sarkozy casi en los albores de la crisis económica ha devenido en esto: 5.778.100 parados en España, según la última Encuesta de Población Activa. Demasiada gente con problemas para pensar ni por un momento que las buenas intenciones del por aquel entonces presidente francés han llegado a alguna parte. A Sarkozy se lo tragó la historia, y los principios éticos que propugnaba terminaron deslizándose por el sumidero de un sistema que cada día que pasa deja a más ciudadanos fuera del mismo. Entre la ceguera de Rodríguez Zapatero, que no vio la crisis cuando la tenía delante de sus narices, y el cinismo de Cristóbal Montoro y sus presupuestos más sociales de la historia de la democracia, la EPA nos da un baño de realidad y el INE nos recuerda que uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de pobreza, mientras Unicef reclama un plan nacional contra la pobreza infantil, porque en este país hay 2,2 millones de niños en situación extrema. Y no hablamos de los abusos del sistema legal de desahucios, que acaban de denunciar algunos jueces del Consejo General del Poder Judicial. Sin apenas pelear, la política ha dejado su sitio al capital financiero y se ha roto el viejo pacto que había permitido el crecimiento ordenado de los países y la paz social. Bonito panorama. No hay refundación ética que valga. En estos años de crisis, el capitalismo se ha limitado a hacerse más fuerte, más amoral.   
Heraldo de Aragón - 28/10/2012

lunes, 22 de octubre de 2012

La carga de la austeridad

Lanza al aire de otoño un tertuliano de radio una pregunta casi metafísica: ¿servirán de algo los sacrificios que están haciendo los ciudadanos? Es oportuna la pregunta, porque con las idas y venidas de la unión bancaria, del rescate sí o no, de las fluctuaciones de la prima de riesgo y de las políticas de contención del déficit parece que hemos olvidado a las personas. Y hay mucha gente que lo está pasando mal. Basta con echar un vistazo a los datos, cada vez más alarmantes, de la crisis que se cronifica en nuestro país: por encima de los cinco millones y medio de parados, el fuerte incremento de la tasa de pobreza infantil, las cifras récord en el número de desahucios, los jóvenes sin empleo. ¿Si servirán de algo los ajustes? A muchas de las personas que forman parte de esos colectivos, para nada. O mejor dicho, para descender unos cuantos escalones en su estatus social, para entrar en el camino, casi siempre sin retorno, de la exclusión. Ban Ki-moon, el secretario general de las Naciones Unidas, advertía no hace mucho sobre el peligro de cargar los efectos de la austeridad sobre las espaldas de los más necesitados. A juzgar por lo que está ocurriendo, sobre ellos recaen principalmente. El incremento del malestar en la calle corre en paralelo al aumento de las diferencias sociales, porque las clases medias de este país le han visto las orejas al lobo y temen deslizarse por la pendiente, a la par que se desmantela el Estado del bienestar.  
Heraldo de Aragón - 21/10/2012

martes, 16 de octubre de 2012

El Canfranero

Es digno de admirar el tesón de los ciudadanos que todos los años reclaman en Canfranc la reapertura de la línea internacional de ferrocarril con un doble objetivo: mejorar las comunicaciones de Aragón con Europa y preservar el medioambiente del Pirineo central. La constancia de quienes creen que es posible y rentable ese trazado es solo superada por la indefinición con que los gobiernos de Francia y España vienen tratando este asunto, que aparece y desaparece periódicamente de los comunicados oficiales que cierran las cumbres entre ambos países. En el encuentro que François Hollande y Mariano Rajoy celebraron esta semana en París, ambos mandatarios decidieron retomar, junto con Aquitania y Aragón, los estudios para la reapertura de la línea. Otra vez los estudios. Sin presupuestos para obras. Sin plazos. En esto se nos va el tiempo. Habrá que recordar que, mientras tanto, a este lado de la cordillera, el tramo entre Huesca y Canfranc languidece, lo mismo que los viejos automotores  que circulan por la vía: apenas unas horas antes de la cumbre hispano-francesa, la avería de dos trenes obligó a interrumpir el servicio. Rudi subió ayer hasta Canfranc, para entrevistarse con el presidente de Aquitania. Lo hizo en el canfranero desde Jaca. Si hubiera montado en Zaragoza, habría tenido que hacerlo a las siete menos veinte de la mañana. Y habría invertido en el viaje cuatro horas y diez minutos en el mejor de los casos. La realidad frente a las promesas.  
Heraldo de Aragón - 14/10/2012