Heraldo de Aragón - 23/06/2013
lunes, 24 de junio de 2013
Cuentos beodos
Llevan un
rato toreando a los coches que pasan por la carretera. La
mayoría son menores de edad. Han salido a la puerta del bar con sus vasos de
calimocho o de cubalibre. Algunos los esconden en la espalda cuando pasan
parientes o amigos de los padres, que están cerca, sentados en la terraza de
otro bar a la fresca de una noche de verano. Los chavales volverán a casa de
día. Cuando se levanten de la cama, los adultos sestearán ya en el sofá delante
del televisor. Tampoco comerá con la familia la muchacha que se recupera de un
coma etílico en las urgencias del hospital, a donde ha sido llevada a
medianoche por los amigos. El padre, que tiene un trabajo nocturno, no se
enterará de lo ocurrido porque la madre prefiere evitar la escandalera. En el
año 2012, los hospitales aragoneses atendieron 906 intoxicaciones agudas por
alcohol. En 175 ocasiones, las personas asistidas eran menores. El tipo que empuja
el carro de supermercado cargado con un tanque de vino apenas se tiene en pie.
Participa en el desfile de las fiestas del Pilar y lo rodean compañeros que
llenan continuamente sus vasos en el improvisado depósito. Desde la acera, un hombre
se inclina sobre su hijo, le dice algo al oído, señala la escena y ríe
abiertamente. Son historias verdaderas. La DGA prepara una normativa para
impedir la entrada de menores a los grandes espectáculos en los que se
distribuyan bebidas alcohólicas. Se habla mucho de prohibición y poco de
prevención y educación, en una sociedad en la que incluso el consumo desaforado
de alcohol es visto con enorme comprensión.
Heraldo de Aragón - 23/06/2013
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