lunes, 17 de junio de 2013

Culpas ajenas

El cierre de la radiotelevisión pública en Grecia me ha recordado el reciente informe del Fondo Monetario Internacional sobre la forma en que se materializó el primer rescate de ese país en el año 2010. Como se sabe, el FMI ha reconocido que se subestimó el impacto que las políticas de austeridad han tenido en el bienestar de los ciudadanos. Con independencia del debate sobre el papel que los medios audiovisuales públicos desempeñan en las democracias europeas, lo ocurrido estos días en Grecia es un síntoma más del sistemático desmantelamiento del nivel de vida colectivo y de la continua inmolación de las clases medias en la pira del sacrificio de unas políticas económicas basadas en el ajuste permanente y no en el fomento del crecimiento. Una vez socializada la culpa de la crisis, hacer lo mismo con sus efectos era cuestión de tiempo. Ahí están el deterioro del sistema público de salud y el de los servicios sociales y la pérdida de calidad de la enseñanza; o el incremento de las cifras del paro y la falta de un futuro para muchos de nuestros jóvenes. Y ahí están, también, las amenazas que penden sobre nuestras pensiones, como nos acaban de explicar unos expertos elegidos por el Gobierno para la ocasión. Pero la culpa no es del ciudadano. «La cuestión –escribía hace poco Joaquín Estefanía– es qué tipo de responsabilidades adquieren los políticos, los tecnócratas y los científicos sociales que les acompañan intelectualmente en sus decisiones, cuando sus equivocaciones generan tanto sufrimiento a la gente». 
Heraldo de Aragón - 16/06/2013

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