lunes, 15 de julio de 2013

El dinero ocioso

Ha cobrado fuerza mediática una teoría conspirativa según la cual las últimas revelaciones del caso Bárcenas serían fruto de una conjunción de intereses. Los del extesorero popular, por supuesto, que presiona para salir de la cárcel y quiere vengarse de sus antiguos compañeros. Los que tendría un sector del PP, encabezado por la incombustible Esperanza Aguirre («limpiemos lo que está sucio», acaba de decir), para tratar de conseguir ahora lo que no logró en el congreso de Valencia del año 2008: destronar a Rajoy. Y los de Pedro J. Ramírez, movido también por este objetivo y por el de ejercer un poder político que iría más allá del que le otorga su condición de director de un medio de comunicación. Es posible que todos estos elementos hayan entrado en juego, pero como las acusaciones contra el Partido Popular (que se ha financiado irregularmente durante los últimos 20 años y que Rajoy y otros dirigentes cobraron sobresueldos en negro) son muy graves y verosímiles, aunque procedan de un preso, convendría aclarar lo que ocurre. La ciudadanía doliente está harta en general y la corrupción sigue siendo la segunda preocupación de los españoles tras el paro. Decía Bárcenas al juez Ruz a propósito de la fortuna evadida que no le «gusta que el dinero esté ocioso». El cinismo de la frase no oculta, más bien confirma, eso otro que escribe Antonio Muñoz Molina en su ensayo ‘Todo lo que era sólido’. Que el dinero «amedrenta y hechiza » y que «tiene el poder de comprarlo todo y de transformarlo todo».
Heraldo de Aragón - 14/07/2013              

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