lunes, 8 de julio de 2013

Causas generales

La mujer que con un gesto rápido vierte en una bolsa de plástico la media ración de patatas bravas que algún cliente ha dejado sobre una mesa, en la terraza del bar, no sabe quiénes son los dirigentes del PP y del PSOE andaluz que estos días pasados han coincidido en denunciar «una causa general» contra sus respectivos partidos. Carlos Floriano y Mario Jiménez, que así se llaman los políticos en cuestión, difícilmente se pondrán alguna vez de acuerdo sobre la forma de evitar que en este país se produzcan escenas tan desoladoras como la descrita, pero han reaccionado de manera idéntica a las actuaciones judiciales que tratan de desentrañar los escándalos Gürtel y Bárcenas, por un lado, y el de los ERE, por otro. A estas alturas, no vamos a sorprendernos de los intentos de descalificar a los magistrados que instruyen sumarios por corrupción, pero algunos políticos deberían mostrar más respeto a los ciudadanos, que sufren los efectos de una creciente fractura social. Para causa general, la que padecen millones de personas azotadas por una crisis de la que no son responsables y que se puede achacar, sin miedo a equivocarse, a quienes han antepuesto siempre el beneficio individual al bien común. La mujer que el miércoles pasado buscaba comida por las mesas de un bar de Delicias, en Zaragoza, es uno de los rostros de la desesperanza que Cáritas denunció a finales de junio, tras su asamblea general: una víctima más de un «modelo injusto», levantado «bajo el argumento de la racionalización del gasto y la sostenibilidad económica». 
Heraldo de Aragón - 07/07/2013

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