lunes, 16 de septiembre de 2013

La salida del laberinto

Escribía esta semana el periodista José Antonio Zarzalejos que la estrategia ­del Gobierno y de los partidos no nacionalistas ha consistido únicamente en creer que las contradicciones internas del nacionalismo catalán acabarían con la reclamación independentista. En efecto, llama poderosamente la atención que ni siquiera durante el último año, cuando ha resultado más evidente el cariz que tomaban los acontecimientos,  se haya planteado ninguna acción política digna de tal nombre para contrarrestar el ya viejo cúmulo de falsedades históricas y económicas en las que se ha sustentado el fuerte crecimiento del secesionismo en la vecina comunidad autónoma. La mayoría silenciosa de la que hablaba el otro día la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría agradecería a buen seguro que se explicitaran adecuadamente los argumentos que existen en favor del unionismo, de la permanencia de Cataluña en España. Por acción de unos y omisión de otros, la deriva independentista se ha convertido en un problema político de primera magnitud, porque ha polarizado a la sociedad catalana, porque genera tensiones imprevisibles con el resto de los territorios y porque dirige las demandas de quienes se manifestaron el día once hacia un callejón de muy difícil salida: ¿de verdad cree alguien que es posible un referéndum –y no hablo únicamente de su inconstitucionalidad– en el que solo una pequeña parte de los españoles decida el futuro de todos ellos?  Más nos valdría buscar una rápida y razonable salida del laberinto.
Heraldo de Aragón - 15/09/2013

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