lunes, 11 de febrero de 2013

Entre Rosell y Floriano

Joan Rosell, el lenguaraz preboste de los empresarios españoles, se acaba de acoger a la contumaz doctrina del mal menor para justificar los miniempleos, incluso si estos quedan reducidos prácticamente a la nada. Además, Rosell es partidario de mandar a casa a miles de funcionarios y en absoluto se cree las cifras del paro que tan dispuesto está a engordar. ¿Qué proyecto profesional y vital se puede ponerse en marcha con jornadas laborales de una hora y sueldos mensuales que a duras penas llegan a los cien euros? El problema de esos contratos, que tan oportunos le parecen al presidente de la CEOE para que los jóvenes sepan lo que es trabajar, es que no aguantan la prueba del dilema social que generan. Porque si se explican acaso en la necesidad de suavizar o mitigar el paro al precio que sea, en cambio, ni empresarios ni gobernantes garantizan la temporalidad de esa práctica ni un control adecuado de la misma para evitar los abusos. En Alemania, donde tanto se han extendido, están contribuyendo a destruir empleo regular y a incrementar las desigualdades sociales. Por cierto, quien también ha efectuado una declaraciones singulares ha sido el vicesecretario de Organización del PP. Carlos Floriano afirmó el otro día que no se puede despedir al exmarido de Ana Mato, imputado en la trama Gürtel y en nómina en el partido. Bueno, pues estoy seguro de que Rosell podría explicarle las mil maneras que tiene la reforma laboral, aprobada por los populares, para echar a ese y a cualquier otro trabajador.   
Heraldo de Aragón - 10/2/2013

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