lunes, 21 de enero de 2013

Llamarse a andana

Visto lo que se nos cuenta sobre Bárcenas, ¿por qué habría de extrañarnos que al presidente de la Comunidad de Madrid le parezca normal la compra de un ático de lujo por 770.000 euros para veranear en la Costa del Sol, mientras los ciudadanos sufren los negativos efectos de la crisis económica? El ostentoso piso que Ignacio González y su esposa han adquirido a la sombra de Marbella es la cínica manera que algunos políticos tienen de entender su actividad al frente de las instituciones: han acabado convirtiéndose en una élite, bien protegida de la tormenta que cae inmisericorde sobre los demás mortales. ¿Qué decir entonces de los 22 millones de euros que el exsenador y extesorero del PP acumuló en una cuenta en Suiza sin que exista constancia de su origen? ¿Y del presunto pago en dinero negro a parte de la cúpula del partido durante años, hecho negado por sus actuales dirigentes mediante el simple procedimiento de llamarse a andana? A pesar de los intentos por minimizarlo, el caso Gürtel y sus derivadas se están revelando en toda su dimensión como una trama de corrupción política y financiera nacida en el corazón mismo del PP. Nada parece diferenciar esta historia de aquel viento huracanado que con el nombre de Filesa asoló al PSOE un día. Hay otros casos, así que si los partidos no los atajan de una vez por todas, el hartazgo social que provocan y la creencia generalizada de que se protege a los corruptos acabarán minando de manera irreversible la confianza en el sistema. 
Heraldo de Aragón - 20/1/2013

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